sábado, 18 de octubre de 2014

DESEO (Luis Cernuda)




Por el campo tranquilo de septiembre,
del álamo amarillo alguna hoja,
como una estrella rota,
girando al suelo viene.

Si así el alma inconsciente,
Señor de las estrellas y las hojas,
fuese, encendida sombra,
de la vida a la muerte.


Buenas noches, mi Granada ¡¡¡


















Fotografía: Generalife

viernes, 17 de octubre de 2014

Débil del alba (Pablo Neruda)




El día de los desventurados, el día pálido asoma
con un desgarrador olor frío, con sus fuerzas en gris,
sin cascabeles, goteando el alba por todas partes:
es un naufragio en el vacío, con un alrededor de llanto.

Porque se fue de tantos sitios la sombra húmeda, callada,
de tantas cavilaciones en vano, de tantos parajes terrestres
en donde debió ocupar hasta el designio de las raíces,
de tanta forma aguda que se defendía.

Yo lloro en medio de lo invadido, entre lo confuso,
entre el sabor creciente, poniendo el oído
en la pura circulación, en el aumento,
cediendo sin rumbo el paso a lo que arriba,
a lo que surge vestido de cadenas y claveles,
yo sueño, sobrellevando mis vestigios morales.

Nada hay de precipitado ni de alegre, ni de forma orgullosa,
todo aparece haciéndose con evidente pobreza,
la luz de la tierra sale de sus párpados
no como la campanada, sino más bien como las lágrimas:
el tejido del día, su lienzo débil,
sirve para una venda de enfermos, sirve para hacer señas
en una despedida, detrás de la ausencia:
es el color que sólo quiere reemplazar,
cubrir, tragar, vencer, hacer distancias.

Estoy solo entre materias desvencijadas,
la lluvia cae sobre mí, y se me parece,
se me parece con su desvarío, solitaria en el mundo muerto,
rechazada al caer, y sin forma obstinada.

Buenas noches, mi bella Granada ¡¡






Fotografía: Ruinas de los Alixares.

jueves, 16 de octubre de 2014

MEDIODÍA (Rafael Laffón)




Llega estremecida la onda limpia y clara,
de espuma somera que aún orla sus flancos.
Al fin -en las pozas calientes-, se para.
Y es la espuma risa de unos dientes blancos.

En prisión el agua cara al cielo queda,
muda y traspasada de la luz del cielo;
y en el seno inmóvil de su plata leda
la sal cuaja en ansias de un andante anhelo...

¡Qué andante el del agua! Nube, pluvia, fuente,
río, mar... ¡Qué anhelo ahora en el letargo!
¡Qué anhelo que pone cabe el agua riente
la sal como un poso de inquietud amargo!.

Buenas noches, mi Granada ¡¡

























Fotografía: barrio del Albayzín

miércoles, 15 de octubre de 2014

De otoño (Rubén Darío)




Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.

Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!


Buenas noches, mi Granada ¡¡¡
















Fotografía: amanecer de otoño

lunes, 13 de octubre de 2014

ELEGÍA DE OTOÑO (Leopoldo De Luis )





Las hojas del otoño flotan sobre tu brisa
y caen en el estanque solitario del alma.
Un dolor de ser otros parece que nos pesa
como unas rotas alas.
(Acaso nunca el hombre es él mismo.) Escuchamos
la voz honda del tiempo, la palabra
del tiempo que en los labios cobrizos del otoño
pone su dejo antiguo, su amarillez, y pasa.

Escuchamos el tiempo pasar: es un rebaño
invisible que pisa por la hierba mojada;
es una larga ronda de vientos tañedores
entre las flautas rojas de las ramas;

es una herida queja de líquidos metales
por fugitivos corazones de agua.
Escuchamos el tiempo y apretamos los párpados
y sentimos el tiempo en nuestras lágrimas.

El otoño que arde con su lumbre de gloria
presta a las cosas luz misteriosa y dorada;
toda la tierra tiene una triste hermosura
como una dulce evocación de infancia.

También otoño el corazón nos dora
y sus hondos paisajes nos enciende en el alma
y nos sentimos tiempo transitando, fundida
nuestra amarilla cera en las hermosas brasas.

Caminamos pisando un corazón de hojas.
Pisando lentamente una esperanza.
Y miramos al cielo. Y abatimos la frente.
Y decimos: -Mañana.

Buenas noches, mi Granada ¡¡
















Fotografía: Llanos de Silva (Granada)

domingo, 12 de octubre de 2014

TRAS LOS TILOS (Alejandro López Andrada)




Muy lejos, en el recodo de una tarde,
aún suena el oleaje
de los trigos. Llenándose de ausencia alarga el sol
su lento brazo de oro hasta las juncias.
Cose una niña ciega el corazón
de un águila en un lienzo.
Hay servilletas, cucharas de vainilla,
un plato hondo
en el que silba un tábano.
Ceniza.
De nuevo se alza el humo
entre los tallos
sagrados del silencio. Tras los tilos,
a un paso del columpio, en un balcón,
la luz de aquella infancia aún tiene frío.

("El silencio del humo")

Buenas noches, mi Granada ¡¡




















Fotografía: Dehesas del Generalife