Huele a sangre mezclada con espliego… venida entre un olor de resplandores. A sangre huelen las quemadas flores y a súbito ciprés de sangre el fuego. Del aire baja un repentino riego de astro y sangre resueltos en olores, y un tornado de aromas y colores al mundo deja por la sangre ciego. Fría y enferma y sin dormir y aullando, desatada la fiebre va saltando, como un temblor, por las terrazas solas. Coagulada la luna en la cornisa, mira la adolescente sin camisa poblársele las ingles de amapolas.
( Entre el clavel y la espada, 1940) | |
Buenas noches, mi Granada ¡¡ |
No hay comentarios:
Publicar un comentario