La «soleá»
(Rafael Guillén)
Tocando están con tus hierros
los hierros de mis balcones,
y el viento pasa por medio.
Entre el dejarte y la duda
tú me pusiste a elegir.
Te dejé. Tuya es la culpa.
Pero no dudé de ti.
Y es tu calle tan estrecha
para que quepa tu cuerpo
pero no quepa mi pena.
Buenas noches, mi Granada ¡¡
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