(de Arias tristes)
Mi alma es hermana del cielo
gris y de las hojas secas;
sol enfermo del otoño,
¡mátame con tu tristeza!
Los árboles del jardín
están cargados de niebla:
mi corazón busca en ellos
esa novia que no encuentra;
y en el suelo frío y húmedo
me esperan las hojas secas:
¡si mi alma fuera una hoja
y se perdiera entre ellas!
El sol ha mandado un rayo
de oro viejo a la arboleda,
un rayo flotante, dulce
luz para las cosas muertas.
¡Qué ternura tiene el pobre
sol para las hojas secas!
Una tristeza infinita
vaga por todas las sendas,
lenta, antigua sinfonía
de músicas y de esencias,
algo que dora el jardín
de ensueño de primavera.
Y esa luz de ensueño y oro
que muere en las hojas secas
alumbra en mi corazón
no sé qué vagas tristezas.
Buenas noches, mi Granada ¡¡
Fotografía: Vista desde el Sacromonte.
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